Mackenzie Reed, una zorrita traviesa, se atrevió a desobedecer a su estricto padrastro.¿Su castigo?¡Una nalgada severa!Ella se retorció y suplicó, pero continuó, enseñándole una lección de sumisión.La habitación resonó con sus gritos, su mano firme guiándola de espaldas al camino recto.