Dracula, un universitario ruso, ansiaba a un amigo de estudio nocturno. Claude, su compañero de cuarto, ofreció ansiosamente su lengua y boca para una mamada ardiente. La polla dura y las manos habilidosas de Drácula llevaron a un clímax salvaje y orgásmico, culminando en una boca caliente y pegajosa llena de semen.